jueves, 19 de abril de 2012

Opinión.


La hora menguada de la Revolución

Gianni Amador

Nada es para siempre; todo y todos tienen su final, así como la propia vida se va consumiendo hasta extinguirse. Y si hablamos de gobiernos, de “revoluciones”, no hay precedentes en la historia mundial de procesos políticos eternos. Chávez y su revolución, no serían la excepción. El tiempo ha comenzado a descontar, los días se hacen menos. El comandante vive su hora menguada.

Aquel hombre que se creció entre multitudes hasta hacerse “invencible”, hoy es sólo un mortal más. Vencible, temeroso, un hombre que se consume entre la agonía de una enfermedad desgraciada y el debacle de su revolución bolivariana. Atrás quedaron los gritos de guerra, aquel reto a la muerte en su “Patria, Socialismo o Muerte”. Hoy ruega por un poco más de vida.

Y como él en sí mismo es (o era) la revolución; ésta comienza a desboronarse ante su ausencia. No hay ni habrá revolución sin Chávez. Y no lo habrá porque simplemente él así lo quiso. Concentró el poder, el liderazgo. Él es el único, “con Chávez todo, sin Chávez nada” gritaban en aquellos tiempos, sus fieles seguidores. Hoy muchos guardan silencio ante la incertidumbre. Comienzan a comprender que ciertamente no hay revolución sin Chávez; y su ausencia hace mella.

El panorama cada día es más incierto para quienes militan en las filas del chavismo. Muchos saben -aunque se callan- que la candidatura de Chávez sería un error. Un candidato virtual, sin poder hacer campaña, limitado, perdería ventaja ante su adversario. Un candidato convaleciente en la calle, sería contraproducente para su precaria salud. Un candidato enfermo… ¿Cómo presentárselo al país? ¿Qué futuro representaría? Sería demostrar que aún en su lecho de muerte, quiere mantenerse en el poder.

El otro escenario es tan o más incierto todavía. Unas elecciones sin Chávez como candidato. Tendría que ser un candidato impuesto por el mismo Chávez, pero sin su liderazgo. ¿Un civil o un militar? ¿Existe alguien que pueda ser aceptado por todas las corrientes del Psuv, por las Fuerza Armada Nacional Bolivariana y “chavista”, por los Castros? ¿Podrá ese candidato ganarse la confianza de un pueblo que sigue esperando “esperanzado” un país mejor? 

Son días difíciles los que están por venir y la desesperación estará a flor de piel. Los que se sientan acorralados, huirán. Otros, temerosos, han empezado a cantar lo que saben para curarse en salud. Habrá insultos desmedidos, amenazas, acusaciones. El tiempo se acaba y todos corren. Chávez en Cuba sigue recibiendo su último tratamiento para alargar la vida, guarda reposo y guarda silencio. Aquí, en Venezuela, el país espera impaciente y con fe, el desenlace. Abogamos por momentos de paz.    


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